La luna había
decidido esconderse esa noche, la ausencia de su luz materna explicaba el
conflicto de mi alma. Caía una suave brisa y mi cuerpo temblaba de frío, pero
aún así seguía caminando, las calles de la ciudad a la cual
apodaban León Santiago de los Caballeros se encontraban vacías, vacías como mi
corazón... la oscuridad cubría con su angustia exuberante todo cuanto existiese,
todo cuanto pudiese llorar, y yo no estaba exento, lloraba...
junio 03, 2014
La luna había decidido esconderse esa noche, la ausencia de su luz materna explicaba el conflicto de mi alma. Caía una suave brisa y mi c...
Mi indesicion (Prologo de Utopia Universal)
mayo 14, 2014
Y mi habitación se lleno de oscuridad, negra brea que cubrió cada tramo de mi cuarto, el silencio aprisionante hacía estallar mi cabeza ansiosa de sonidos y las imágenes recurrentes de mi interior herido aparecian como fantasmas tenues entre la sombras y los haces de luz que se colaban al pasar de cada vehículo.
Y mi habitación se lleno de oscuridad, negra brea que cubrió cada tramo de mi cuarto, el silencio aprisionante hacía estallar mi ca...
Un visita inesperada
Y mi habitación se lleno de oscuridad, negra brea que cubrió cada tramo de mi cuarto, el silencio aprisionante hacía estallar mi cabeza ansiosa de sonidos y las imágenes recurrentes de mi interior herido aparecian como fantasmas tenues entre la sombras y los haces de luz que se colaban al pasar de cada vehículo.
La energía eléctrica esta ves no volvió como era ya costumbre, dejando en penumbras cada rincón de este pintoresco pueblo del norte del país.
Calor, calor
sofocante que amenazaba con deshidratar mi cuerpo, no soporté mas, salí al
patio.
Me senté en
una piedra esperanzado a que la luz volviese, mas no lo hizo…
- - Hola
Lucho – fue una voz femenina.
Solo existe una persona en el universo entero que me dice
así y no es una mujer, la sombras de la noche bañaban ese cuerpo femenino que
avanzaba hacia mí, su larga cabellera de rizos juguetones bailaban a cada paso
que daba, su caminar erótico, atrevido y sensual y su voz, ardiente y
atemorizante.
- - ¿Puedo
sentarme contigo? – preguntó, yo no le contesté, solo me aparte brindándole espacio
en aquella roca incomoda en la que me había sentado.
- - ¿Sabes
quién soy, verdad Luchito? – me dijo sentándose a mi lado mientras acomodaba su
cabello en una cola de caballo.
- - La
verdad no le sé – le contesté – sin embargo creo que tú me conoces, ¿él te
habló de mí?
- - Él
habla muy bien de ti, pero ya nos conocíamos antes, ¿no lo recuerdas?
- - La verdad
no.
Y se acercó a mí tan cerca que su respiración se fundía
con la mía, mi rostro y el suyo era dividido por centímetros de aire, su aroma
inundó mi mente de recuerdos y fantasías de antaño, supe quién era.
- - ¿Qué
quieres conmigo? – le pregunté observando sus ojos que a pesar de tanta
oscuridad pude apreciar con claridad, amarillos incandescentes.
- - Ayudarte
– me dijo sin retirarse, su aliento entró por mis sentido.
- - No lo
comprendo, ¿tú me quieres ayudar? Creo que la ayuda de él es suficiente – le dije.
- - Puede
ser, pero él ya no tiene tiempo para ti, además, tú ya le pediste que no volviera,
que te dejara solo.
Era verdad, un día lleno de furia le grité, le dije que
no necesitaba sus consejos, ¡que sus regaños me tenían cansado!!! ¡Déjame solo!!!...
Le grité y él sencillamente sonrió con tristeza y dándome
una palmada en el hombro se alejó.
- - Y sabes
algo – me dijo acercándose aún más – creo que ya no lo volverás a ver.
- - No
es cierto lo que me dices – le dije – me niego a aceptar todo eso.
- - Luchito
– me dijo recostándose a mi pecho – mírame a mí, sola desde ese día, pasó lo
mismo conmigo
- - No
es lo mismo – le contesté tocando su cabeza con mi mano
- - Quizás
no, pero siempre me puedes tener a mí
- - Lo sé,
pero sé que volveré a verlo pronto.
- - Lucho,
lucho, dime – recargando su peso en mis piernas me dijo de nuevo a los
ojos - tu renuncia es en serio
No le contesté, solo vi de nuevo sus ojos amarillos
dorados.
- - Viendo
tus ojos sé que no es así, hay un fuego dentro tuyo, diferente al que he
conocido en otros, sé que ni las aguas torrenciales le podrán apagar.
Me dio un beso en la mejilla y se levantó en dirección a
la pared del patio.
- - Sé que
no podré conquistarte tan fácilmente, ya no tanto como en el pasado, pero aun así
haré mi esfuerzo, no lo dudes.
Y se fue, perdiéndose en la oscuridad de la noche,
dejando tras de sí un halo de dudas e incertidumbre.
marzo 20, 2014
Empezamos a trotar, uno al
lado del otro, en aquel ejercicio matutino que hemos iniciado desde el primer
viernes de cuaresma, fue una propuesta de él para mejorar mi fuerza de
voluntad, me conoce tan bien que sabe que el mejor sacrificio que puedo hacer
en ofrenda es dejar moldear mi carácter por sus manos suaves y firmes.
Levantarme a las cuatro y media de la mañana me cuesta más que hacer ayunos
todo el día, por ello, el día que, con él, planeaba mi cuaresma me repitió al
oído constantemente “levántate por la mañana, tienes una cita conmigo… a
correr” fue tan insistente y repetitivo que no tuve nada más que aceptar su
idea.
- Ninguno, absolutamente ninguno, solo yo he quedado, ¿qué sucedió? Él callaba, bajó su rostro observando el pasto verde de aque...
Escogido por Amor
- Ninguno,
absolutamente ninguno, solo yo he quedado, ¿qué sucedió?
Él callaba, bajó su rostro observando el pasto verde de
aquel cuadro de béisbol húmedo por el rocío de la mañana, el cantar de las aves
eran una canción de alabanzas para el creador que él contemplaba sin decir
nada, en su silencio personal, en su estar conmigo y con el universo a la vez,
en esa instante en que me oía sin decir palabras, sin mencionar nada, sin
asentir, sin verme.
Un viento fresco hizo que sus crespos cabellos se movieran
en un danzar suave sobre su rostro, sus ojos cafés contemplando el suelo y ahí
sentado en el verdor del campo, sencillamente existía al lado mío.
- Sabes
cuántos pasamos retiro esos tres días, éramos 80 jóvenes, 80 personas que
soñaban con cambiar sus vidas y de paso el mundo, ahora he quedado solo yo. Los
demás asesinaron su corazón y sus anhelos fueron quemados en la hoguera del
olvido.
- Lucho,
trotemos – me dijo estirando su mano hacia mí en ademan que le ayudara a
levantarse, lo hice, tomé su mano y se incorporó al lado mío.
Él es extraño a veces,
cuando se decide a no contestarme no lo hace, se queda en silencio o como en
este caso, cambia de tema o actividad.
A penas salía el sol y el
cuadro de béisbol del pueblo que me ha acogido desde que salí de Waspam, ya más
de un año, se encontraba completamente vacío, solo yo, él y la creación
alrededor.
Siempre creí que encontraría
a mucha gente ejercitándose, que no era buen lugar para conversar a gusto con
él, claro, para las personas comunes aun es extraño ver a alguien como yo
siendo amigo de él.
- Ya
no puedo más… descansemos – le dije jadeante.
- Vamos
Yiyo, no hemos dado siquiera la vuelta al campo.
- No,
en serio, ya no, caminemos – un agudo dolor en mi abdomen me detuvo por
completo.
Él sonrió, se puso las manos en la cintura y se acercó a
mí.
- Ok
mi hijo, descansa cinco minutos.
Yo me tiré al suelo,
exhausto, agotado y sudando torrencialmente. Él por su parte hacia ejercicios
de flexión.
“Admiro su fortaleza, su
templanza, su carácter, sinceramente quiero ser como él, aunque lo admito, me
encuentro muy lejos de alcanzar su estatura.” Pensaba para mí mismo.
- Ni
tanto Luchito, no te menosprecies. – me dijo sonriente mientras hacía unas
sentadillas.
- ¿Cómo?
No te entendí. – le dije. Siempre olvido que él puede entrar en lo más profundo
de mis pensamientos y ahí habitar como su morada.
- Mira
que ni tan alto soy, jejeje – me dijo sintiendo, su sonrisa siempre me ha
cautivado, muchos lo creen serio, si tan solo se acercaran notaran lo bromista
que es.
- Sabes
que no me refiero a eso – le dije levantándome de nuevo del suelo húmedo.
El me dio una palmada en la
espalda y se echó a correr.
- ¡Veamos
quien llega primero a home play! - Me
gritó mientras corría rápidamente
Yo le seguí, por un momento me hice a la idea que le
alcanzaría, que lograría ganarle, armado de valor corrí hasta alcanzarle.
Hombro a hombro, parecía un final de fotografía,
entusiasmado por llegar a home primero que aquel a quien admiro rotundamente,
aquel que me inspira los más grandes ideales que puede alguien anhelar, aquel
que tiene pocos amigos porque muchos no se le acercan por miedo, por no
aventurarse a conocerlo mejor.
Home cada vez más cerca y los dos lado a lado, él me
observa y me señala rápidamente mis zapatos
¡Un cordón suelto! Pensé… lo observé y no, no había nada,
todo en su lugar, cuando alce de nuevo la vista, él ya me había aventajado, no
puede ser, me dije y en un rápido aventón de locura me barrí a home, una nube
de polvo se levantó cubriéndolo todo.
Cuando el polvo se disipó note que mis manos tocaban home
¡ante que sus pies!
¡Gané! ¡Gané! ¡Gané! – grité fuertemente.
Dándome la mano, él me reincorporó, me abrazó fuertemente
y me dijo.
- ¡Eres
el nuevo Israel! – me dijo, recordando el pasaje de Jacob y el ángel me sonreí
con emoción, le abrace también.
- Vámonos
que ya es tarde y tienes que alistarte para ir al trabajo – me dijo mientras
caminábamos a la salida del estadio de béisbol de Quilali. Ya había gente
afuera.
Señoras pasaban con panas de
maíz hacia el molino, hombres con machete se dirigían al campo a realizar sus
labores diarias, mientras yo caminaba a su lado de regreso a casa.
- Quiero
que recuerdes esto – me dijo mientras caminábamos – muchos son los llamados,
pocos los escogidos. Lucho, yo te he escogido, así que no hay pretextos, no me
defraudes.
Llegue a casa, saque mis
llaves, abrí la puerta y cuando voltee ya no estaba, al menos ya no a mi vista.
Di gracias por un día más y olvidé la preocupación con la que había despertado.
enero 16, 2014
Dejó de tomar la gaseosa diaria que acostumbraba y guardó los diez córdobas entre las páginas de un libro viejo y grueso heredado de su padr...
Los diez córdobas de Rosendo
Dejó de tomar la gaseosa diaria que acostumbraba y guardó los diez córdobas entre las páginas de un libro viejo y grueso heredado de su padre. Cuando aquella decisión cumplió un mes, tenía ahorrado 300 córdobas. Su amiga, Lolita, necesitaba invertir en su recién iniciada pulpería, oportunidad que aprovechó Rosendo para prestarle el dinero que ahorraba.
Al finalizar el primer año, sus ahorros más los intereses ganados se convirtieron en 5,014 córdobas. Aquello le pareció muy bueno y además, al no tomar gaseosa diariamente había logrado bajar al peso deseado. La historia se repitió al año siguiente y al finalizar el segundo año, su capital era de 14,018 córdobas. Todo su dinero ahorrado estaba colocado al mismo interés que cobran las tarjetas de crédito, 5% mensual.
Con esos 14,018 córdobas compró justo catorce quintales de frijoles, los cuales vendía a domicilio a setenta clientes del barrio que consumían veinte libras mensuales, ganando cinco córdobas por libra. Por supuesto, se puso las pilas y demostró a sus vecinos la ventaja de recibir en sus casas frijol de primera calidad, según las necesidades de cada semana.
Por la venta de frijoles, cada mes le quedaban siete mil córdobas de ganancia, que al finalizar el tercer año sumaron 84,000. Eso, más los 14,018 con que inició el negocio frijolero, dio un total de 98,018 córdobas.
Su amiga, la pulpera, siguió utilizando el dinerito de la gaseosa que ya no compraba y sumó los 5,014 que le generó al año. Ese 31 de diciembre del
tercer año sin tomar gaseosa, su calculadora arrojó la interesante suma de 103,032 córdobas.
Por supuesto, conforme pasó el tiempo, el negocio de los frijoles se robusteció mucho más, lo mismo que la salud financiera y física de Rosendo. ¿No lo cree? Haga numeritos y verá que esta historia es posible. Ya no se diga, si hubiera vendido frijoles con los ahorros desde el primer año.
Chiquilistagua, enero 2014.
Al finalizar el primer año, sus ahorros más los intereses ganados se convirtieron en 5,014 córdobas. Aquello le pareció muy bueno y además, al no tomar gaseosa diariamente había logrado bajar al peso deseado. La historia se repitió al año siguiente y al finalizar el segundo año, su capital era de 14,018 córdobas. Todo su dinero ahorrado estaba colocado al mismo interés que cobran las tarjetas de crédito, 5% mensual.
Con esos 14,018 córdobas compró justo catorce quintales de frijoles, los cuales vendía a domicilio a setenta clientes del barrio que consumían veinte libras mensuales, ganando cinco córdobas por libra. Por supuesto, se puso las pilas y demostró a sus vecinos la ventaja de recibir en sus casas frijol de primera calidad, según las necesidades de cada semana.
Por la venta de frijoles, cada mes le quedaban siete mil córdobas de ganancia, que al finalizar el tercer año sumaron 84,000. Eso, más los 14,018 con que inició el negocio frijolero, dio un total de 98,018 córdobas.
Su amiga, la pulpera, siguió utilizando el dinerito de la gaseosa que ya no compraba y sumó los 5,014 que le generó al año. Ese 31 de diciembre del
tercer año sin tomar gaseosa, su calculadora arrojó la interesante suma de 103,032 córdobas.
Por supuesto, conforme pasó el tiempo, el negocio de los frijoles se robusteció mucho más, lo mismo que la salud financiera y física de Rosendo. ¿No lo cree? Haga numeritos y verá que esta historia es posible. Ya no se diga, si hubiera vendido frijoles con los ahorros desde el primer año.
Chiquilistagua, enero 2014.
Arnulfo Urrutia M (Autor del libro “Éxito emprendedor”)
diciembre 26, 2013
Siempre me he preguntado qué significa la canción navideña "Los peces en el río" me di a investigar y encontré que "Los Peces en el Río" es de origen Español. Es uno de los Villancicos más populares en España y América Latina y su melodía cuenta con una marcada influencia árabe. El autor es desconocido y se considera del dominio público.
Siempre me he preguntado qué significa la canción navideña "Los peces en el río" me di a investigar y encontré que "Los Peces...
¿Qué significa la canción "Los peces en el río"?
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