He decido compartir un capitulo del libro que estoy escribiendo "Llámame Koni" un camino de regreso a casa. Espero leer sus comentarios al respecto.
Srta. Rosa Espinel (Estudiante de Psicología)
¿Católica yo?
CAPITULO 9
Srta. Rosa Espinel (Estudiante de Psicología)
Yo vi esos videos que hicieron popular a
mi rockstar, sin embargo, siempre supe que eran exagerados, incluso algunos se
atrevieron a hacer montajes ridiculizando, yo me calmaba pensando en que
solamente sería una moda pasajera, como todas las de internet, sus videos se olvidaran
como otros que en su momento fueron furor y ya nadie les menciona.
Pasaron unos meses del suceso
de la catedral y Elías siempre iba a clases y, a pesar de mis ideas, la fama de
él no disminuía, se mantenía estática. Quizás por lo enigmático que siempre se
ha comportado. Algunas chicas se tomaban fotos con él y le presumían en las
redes, en Facebook abundaron las paginas asegurando ser el “sayayin de León”
sin embargo, nosotras sabíamos que ninguna de ellas era de él, sencillamente a
Elías no le gustaban las redes sociales. Poco a poco las aguas se fueron
calmando y las clases continuaron de lo más habitual.
Una mañana no tuve clases, pero
nadie tuvo la bondad de avisarme, fue llegando a la facultad cuando me enteré.
Molesta me senté en una banca del campus y empecé a mandar mensajes a mi grupo
del WhatsApp.
Fue cuando le vi pegando en un poste el
anuncio de la Jesús Party de ese año, llegué a ayudarle.
- Si quieres te ayudo a distribuirlas – le
dije
- Esta bien – me dijo con aquella sonrisa
que hacía chiquito mi corazón.
Le acompañé todo ese día, íbamos de
facultad en facultad pegando las volantes para ese concierto, yo feliz de ir al
lado de él sintiendo el olor de su perfume, era un aroma maderoso, como
sándalo, muy varonil, su cara siempre bien cuidada, afeitado a ras y su cabello
fino y delicado. Sí, estaba enamorada de él. Lástima que Elías no entendía las
señales que le mandaba, los hombres siempre son complicados para eso, no saben
descubrir el corazón de una mujer que late de amor por ellos.
- Rosita – me dijo, “recuerda mi nombre”
fue lo primero que pensé – ¿no te gustaría ir al evento?
- Claro que sí Elías, yo voy cada año –
“para verte” me mordí la lengua antes de decirlo- me gustan esos eventos.
- Pero – me dice, tomando en su
mano una medalla de la Virgen María que colgaba de mi pecho – vos sus católica,
verdad.
Me dio pena, no era católica al cien, solo
iba a misa cuando me daba la gana y a una que otra actividad que organizaban
los de la pastoral juvenil, pero en realidad me gustaban mucho más los eventos evangélicos,
la música evangélica, ellos sí hacían grandes cosas para atraer a los jóvenes.
Pero no pensaba dejar de creer en María, por eso no me decidía a aceptar esa
fe.
- Pues qué te digo, si y no, no
soy tan comprometida con mi iglesia
- No te preocupes, te quería preguntar
algo sobre tu medalla, no era muy importante, pero me gustaría que fueses al
evento, yo te puedo pasar trayendo, si quieres.
¡¿Cómo podía rechazar
esa oferta?! Cuando se abre una puerta no queda más que entrar en ella, si no
quizás nunca más estará abierta para ti.
- Claro que sí. Pero
cuidado me dejas sola
- Mmmm, espero que
no, sabes que me toca organizar muchas cosas estando allá, no te enojes si eso
pasa. ¿Sí?
- Esta bien, es un
trato. Te mando mi dirección en un mensaje oki.
- Esta bien Rosita.
Y se despidió.
Esa noche quería
estar más presentable que nunca, estaba sumamente ansiosa, mi amiga no podía
creerlo, saldría con mi rockstar.
Puntual, a la hora
acordada estaba él afuera de mi casa esperándome. Salimos en dirección al campo
Victoria, desde lejos se podrían ver las luces, parecía toda una fiesta, una
explosión juvenil.
Elías desde que
íbamos no paraba de hacer llamadas, que el sonido, que las mantas, que los trajes,
parecía que estaba coordinando casi todo.
Allí me encontré a
muchas personas conocidas, quizás esos videos virales habían ayudado a que el
evento fuese masivo, todos querían escuchar a Elías, verlo actuar, y yo me
sentía una pequeña cenicienta viviendo su sueño, al lado de él.
Y empezó el evento, el
grupo entonó la canción que está pegando en todas las radios, una canción
romántica con mensajes cristianos, todos nos emocionamos ya que han sido un
éxito no solo en las radios cristianas sino está en los primeros puestos en las
radios seculares. No lo podía creer.
Abrace a Elías
emocionada. Él me devolvió el abrazo.
Siempre me he
preguntado, ¿Por qué la Iglesia católica no hace eventos así? Siendo sinceros sus
actividades son aburridas y cuando quieren hacer algo alegre nos ponen música
secular.
Los jóvenes que
queremos buscar de Dios no andamos con sed de lo mismo que podemos encontrar en
el mundo, andamos con sed de espiritualidad, de escuchar una voz que nos direccione.
Pero no, a ellos no les interesa que los jóvenes vivamos la fe, solo les
importa mantener a las abuelitas siempre rezando rosarios y ya. Solo hacen los
que más les acomoda. Y las pastorales llenan sus catequesis de temas de
autoestima y sexualidad, pero nada de Dios. Y qué decir de los que le dirigen,
por la mañana hablan de cristo y por la noche van a un bar. Doble moral.
Ya no quería eso,
quería entregarme a Cristo completamente, sin medias tintas, abrir las puertas de
mi corazón para que lo transforme completamente.
Esa noche, como ya me
lo esperaba, Elías se marchó a lo suyo, pero yo, sin pensarlo recibí el mayor
de los regalos, recibí a Jesús en mi corazón deshaciéndome de una vez por todas
aquella medalla que era lo único que me mantenía siendo católica.
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