Las luces del andén que va desde la oficina a mi cuarto parpadeaban como luciérnagas en el campo. Seguramente la nueva planta eléctrica de...

Las luces del andén que va desde la oficina a mi cuarto parpadeaban como luciérnagas en el campo. Seguramente la nueva planta eléctrica de Waspam no resolverá los problemas energéticos que tenemos. Yo avanzaba a paso lento, cansado por el trabajo y en definitivo no tenía prisa por llegar. La verdad vivir solo es frustrante para mi, nunca me he acostumbrado en dos años y medio de trabajo en Waspam.
Saque las llaves de mi mochila y abrí la puerta. Esperando aquel cuarto de madera de pino, con aroma a sándalo dejado por la varilla de incienso que enciendo cada mañana antes de irme ante la imagen del sagrado corazón que cuelga de una pared. Aquel cuarto recubierto de mi mismo, de mi soledad y mis sueños, y dormir deseando abrazar a mi esposa que desde la lejanía duerme en sus soledades.

Entré, me dirigí a mi armario a cambiar mi uniforme del dia y tratar de sentirme más cómodo. La Biblia desde la mesa de noche brillaba inusualmente. No le preste atención, me cambie y me senté en mi cama.

- Hola Lucho - me dijo

Ahí estaba él, sentado, en mi cama, su mirada tierna, dulce, amorosa, pero inusualmente triste.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunté extrañado, es normal encontrarlo en la Iglesia, en el Rio y sus comunidades, pero... ¿en mi cuarto?

- ¿Te molesta? - me preguntó.

Me senté en el borde de la cama quitándome los zapatos mientras le preguntaba:

- No, no me molesta, aunque hubieres avisado y arreglo mejor, sabes no lo he limpiado en semanas. - le dije mientras él sonrío.

- Leí tu escrito en el blog - me dijo

- Ahora que tú lees blogs - le pregunte asombrado, sentándome cerca de él.

- Claro, por qué no, ahí pasan más tiempo mis amigos, porqué me quedaría yo atrás.

- No, solo que es raro, pero dime, ¿cual leíste? - le pregunté

- El que dice "Ojala fuera"  no me gustó - dijo cruzando sus manos

- ¿No te gustó? ¿Estaba tan feo? - le pregunté extrañado.

- Espera, si me gustó el poema, pero no me gustó que seas tú quien lo haya escrito. - dijo moviendo su cabeza en negación, sus crespos cabellos se movían suavemente con su rostro.

- No sé, ¿por qué dices eso?

- Por ejemplo: "Ojala fuera una mariposa, que vuela hacia la luz vuela a la llama en la noche dominante y se quema, así, sin más."

- Aja... - le inquirí.

- Pero no pareciera que vienen de una persona tan inteligente y brillante como tú, pero bueno solo espero no verte quemar.

- No sabía que pensaras eso de mi, tranquilo, no me quemare, ¿sabes que mueve a la mariposa hacia la luz?

Sé que él lo sabe, digo ¿qué no sabe él? pero le hice esa pregunta, no sé por qué.

- Dime tú - dijo como queriendo entender mis pensamientos.

- La fascinación, quisiera sentir un dia eso, fascinación de ir tras algo que a pesar que ese algo me mate pero fui tras eso. Mis sueños son muchos, pero miro mi vida pasar y mis sueños poco a poco apagarse. Quisiera volar, como la mariposa, hacia lo que le fascina, morir pero haber conseguido lo que quiero.

- ¿Y a qué le tienes miedo, qué te detiene? - me preguntó, noté en su voz un toque de frustración.

- No lo sé, quizás temo a morir, la mariposa vuela, pero al momento de llegar a su objeto de deseo, muere.

- Morir por lo que amas, me suena familiar, no crees - dijo viendo sus manos.

- Sabes, quisiera tener un poco de esa energía que tú tienes, de esa constancia, no te desanimas a pesar de todo. - le dije mientras él volvía sus ojos a mí.

- Sabes Lucho, ya tienes ese Espíritu, siempre lo has tenido, muchas veces he conversado contigo sobre eso, y aún no crees. Eso es preocupante hijito, sabes, puedes dejar de hablarme, puedes dudar incluso de mi existencia, pero no hay nada peor que dudar de ti mismo, ¿sabes por qué te dije una vez que el único pecado que no se perdona es aquel en contra del Espíritu? - preguntó

- No, no sé por qué

- Ese pecado de dudar del Espíritu que está en ti, tú puedes hacer todo lo que quieras con ese don, nada es imposible, solo es cuestión de creer, no tanto en mí como en ti.

- Lo entiendo - dije bajando mi rostro.

- Tranquilo, una pregunta mas, ¿yo soy esa mariposa que hablas verdad? - dijo sonriendo

- Creo que sí, sabes que cuando escribo pienso en ti.

- Mmmm, bueno me han dado muchos nombres, pero es la primera vez que me llaman mariposa... - dijo sonriendo - buenas noches lucho, reflexiona sobre ti mismo y sobre ese don que tienes, te dejo, tengo algunos blogs más que leer.

Y así salió de mi habitación dejando su perfume a rosas tan propio de él. Y yo, como siempre que lo encuentro, me encerré en mi habitación personal a meditar aquellas palabras salida de sus labios.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.